Cada mes de Julio está atravesado por el Tour de Francia y cada edición del Tour está atravesada por una evolución tecnológica que transforma en pasado rudimentario lo sucedido hace dos años. El Tour es una competencia de excesos. De esfuerzos desmedidos y una épica singular, donde las fronteras entre lo permitido y lo prohibido en ocasiones son difusas. Ese perfil descomunal que tiene la prueba más famosa del ciclismo también alcanza al big data. La mayor novedad que aporta el Tour de Francia es el uso de lo que se denomina la Internet de las Cosas para dotar de métricas asombrosas en tiempo real a los equipos, la TV y los fanáticos.
La Internet de las Cosas refiere a una red de objetos cotidianos conectados entre sí gracias a internet. Desde ese aspecto, no hay competencia deportiva en la actualidad que precise de tanta cobertura territorial para generar más de 3 mil millones de datos, contra 128 millones de datos relevados en 2016. El salto tecnológico dado por el Tour comienza en 2015, cuando los organizadores se asocian a Dimension Data, una compañía de origen sudafricano especializada en información y sistemas tecnológicos, que además tiene su propio equipo en la prueba. Dimension Data recorre con un camión gigantesco más de 5 mil kilómetros durante las 21 etapas de la competencia. Procesa volúmenes de información que surge en tiempo real y la contrasta con datos históricos alojados en la nube.
Las novedades de 2017 son las predicciones y la velocidad con la que se producen videos que marcan con precisión el momento de inflexión en el sprint final de cada tramo. Las predicciones apuntan a arriesgar un porcentaje de probabilidades con las que el pelotón puede alcanzar al tete de la course de acuerdo a millones de variables. Cada uno de los 198 ciclistas lleva un dispositivo debajo de su silla que emite 35 datos por segundo. Durante el Tour se generan, por ejemplo, más de 150 millones de localizaciones y velocidad medidas por GPS, 12 mil datos climatológicos y 380 mil niveles de dificultad en las subidas. La lectura de esa información, combinada con la velocidad de cada uno de los grupos en carrera y la distancia entre cada ciclista, permite anticipar, en teoría, qué desenlace puede tener cada una de las etapas.
La presencia de la Internet de las Cosas, según los especialistas de Dimension Data, lleva a los espectadores a la carrera y no la carrera a los espectadores. El soporte tecnológico genera gráficos en 3D, plataformas de seguimiento en tiempo real, animaciones didácticas que viajan por dispositivos conectados entre sí para enriquecer las 6.300 horas de transmisión televisiva. El resultado es una mejor comprensión de una carrera que además de un gran esfuerzo físico esconde decisiones estratégicas que no siempre están a la vista para el aficionado. También permite elaborar perfiles exactos de las fortalezas y debilidades de los ciclistas de acuerdo a su rendimiento en el llano, la media montaña y las escaladas más pronunciadas. Ese mapeo vuelve más populares a los corredores para el público que desconoce los detalles fundamentales de lo que significa correr en ruta, subir los Alpes ó hacerlo directamente contrarreloj
Cuando el próximo domingo, luego de recorrer 3.540 kilómetros, el poseedor del maillot amarillo ingrese triunfal a París, el Tour de France habrá consumado otra pieza de innovación tecnológica en el deporte. Y los 198 ciclistas en conjunto habrán consumido 23,9 millones de calorías en total, lo que equivale solamente a 85.800 hamburguesas. Un dato fundamental para el espectador antes de dar el próximo mordisco.
Millones de datos en tiempo real
198 ciclistas
22 equipos
21 etapas
3 mil millones de datos generará el Tour 2017
128 millones de datos se generaron en 2016
35 datos por segundo genera cada corredor
150 millones de datos de posición y velocidad surgidos de GPS
11,300 informes climatológicos
380 mil datos de variación de altura y velocidad en la carrera